viernes, 14 de febrero de 2014

De lunes a domingo.

Hace noche de lapidarse con canciones tristes, de rodar sobre el colchón caliente, de dejar una luz de compañía encendida por miedo a quedarse totalmente solo mientras el resto del mundo duerme.
Hace noche de esas en las que la mañana parece demasiado lejana. Una de esas noches que empiezan con un aburrido bostezo y terminan siendo marcas baja nuestros ojos. Noches de esas en la que se desean tanta cosas que uno se cree capaz de conseguirlas.
Es una de esas noches, de esos días, en los que dejarías todo atrás y solo te concentrarías en huir, en escapar. Noches que te desgarran el pecho y la garganta. De miedo y desesperación. Noche de romperse, de rompernos.


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