martes, 31 de diciembre de 2013

Un año más, un año menos.

Otra vez toca decir eso de acabar algo, cuando en realidad no acabamos nada. Seguimos iguales, seguimos perdidos, felices, diferentes. Seguimos de pie, solos, extraños. Seguimos siendo los mismos que ayer, los mismo que seremos mañana. Seguimos reflexionando, seguimos viviendo.
Y pensando en todo esto he llegado a la conclusión de que tal vez aprendemos demasiado rápido a cometer errores y son estos los que nos hacen equivocarnos más. Que, tal vez, no estamos tan locos y es el mundo el que está mal mientras nosotros permanecemos aún un poco cuerdos. Y bueno, eso que dicen de que la vida no se mide en años, se mide en momentos. Es una bonita forma de verlo, pensar que es una vuelta más alrededor del sol. Ese sol que nos quema los miedos en verano y nos mantiene vivos en invierno. Pensar que ahora somos un poquito más sabios, algo menos inocentes, tal vez también estemos más indecisos y tengamos que esforzarnos más en sonreír. Pero si pensamos en todo lo vivido este año, en esta vuelta, en todas estas noches, podemos crecer como personas, podemos mejorar. Y este va a ser mi propósito para el nuevo año, ser mejor.

Esto va para todos esos que se mantienen a mi lado hoy y siempre, para aquellos que aún apuestan por mí. Por los que me hacen ser mejor persona. Por los que se han ido y nunca van a volver, que sepáis que os quiero mucho, muchísimo, y os pido que desde el Cielo cuidéis de mí. Por los que van a llegar, los que van a empezar a quererme, los que me ayudan en los momentos difíciles. Va por los que leéis esto, gracias por escuchar lo que tengo que decir. Va para los que me hacen sonreír con solo mirarme. Va por la música, los libros, las fotografías y la distancia, que por mucho que se empeñe no consigue separarnos.

Gracias por leerme, feliz año.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni con qué pretexto, por fin me necesites.

Y mañana me levantaré porque el maldito despertador no me dejará seguir durmiendo. Y beberé café para matar el sueño que me atrapa. Y otra vez buscaré calcetines desparejados que se esconde por miedo a ser distintos. Y tendré que sonreír, porque mañana también toca.
Que tal vez todos estemos buscando lo mismo, solo que no nos ponemos de acuerdo para explicarlo.
Y que no sé si todos estamos tan desesperadamente solos como parece, pero yo quiero, y espero, que algún día alguien me quiera tanto como yo quiero a esta idea. La estúpida idea de pensar que no estoy sola en este mundo de locos, que hay un sitio para mí. La idea de creer que aunque ahora sea difícil aceptar lo del otro lado del espejo, un día todo estará superado. Las ganas de reír que ya casi siempre faltan, que los gritos que ahora son de rabia un día pasen a pedir una canción más. Y las lágrimas. Las lágrimas que ahora están cubriendo mis ojos, un día dejarán de marcar mi piel. Y esta tonta idea, la que tanto me promete, la que tanto deseo, es la que me hace levantarme y apagar el despertador, y pensar hoy también que puede ser mañana cuando todo esto, todo lo que me hace falta, aparezca.

martes, 24 de diciembre de 2013

Something is wrong with me.

Todos los días. Todos y cada uno de los malditos días que pasan los gasto pensando en eso que no tengo y que tanto me falta. El hueco vacío, helado, negro, en el que no hay nada. Nada que merezca la pena pararse a escuchar, a querer. Nada que alguien necesite, nada que pueda servir. Esa nada, es grande y fría, y duele, a veces. Y, a veces, llora y grita, y se enfada cuando yo me enfado. Y crece un poquito cada minuto, cada hora.
Lo que necesito es alguien que me diga que no estoy sola, que me mire a los ojos y vea lo que hay detrás. Que busque donde dicen que hay peligro de derrumbe, donde nadie se ha atrevido a entrar. Donde a veces, siempre, duele. Donde cuesta respirar.


sábado, 2 de noviembre de 2013

Ayúdame a encontrar el norte.

Quiero escribir y no me salen las palabras.
Estoy como cuando te despiertas después de lo que parecen haber sido mil años de soledad y resulta que solo fue una mala noche, o como cuando piensas en tiempos felices y te das cuenta de que se van alejando poco a poco de tu presente, o como cuando te miras en el espejo y recorres con la yema de tus dedos los huesos de tu clavícula y aún así no crees realmente que estés ahí. Es más o menos eso, que no soy capaz de reconocer mi existencia.


Estoy perdida. Desorienta. Confundida. No sé dónde acaba mi piel y dónde empieza mi miedo. Y necesito a alguien que sea mi brújula.

viernes, 18 de octubre de 2013

Vértigo.

No sé si hago bien escribiendo esto. No creo ni que esté bien plantearme decirlo. No estoy bien.
Llevo días en una espiral de confusión. Y así es como me siento: terriblemente confundida. Me parece que no existe una palabra para este sentimiento pero casi todos los hemos experimentado alguna vez ¿no?
Siento que no puedo con todo lo que se me viene encima, que no destaco en nada, que nunca lo voy a hacer. Me siento sola. Y lo digo. Me siento sola, pero no físicamente. No sé cómo expresarlo. Siento que nadie más sufre lo mismo que yo, como si mi vida hubiese dado un vuelco y no supiese a dónde agarrarme para evitar caerme. Es algo así. Voy a llamarlo Vértigo.

No sé cuantas noches van ya con Vértigo cerca. Me hace sentirme mal conmigo misma, me hace llorar sin tener claro el motivo y hace que me sienta indefensa. Igual son tonterías mías pero cada vez me siento más lejos de mi cuerpo, no sé, como si viese mi triste vida desde fuera. Y la verdad que cada día estoy más nerviosa y me cuesta más concentrarme en cosas que antes eran fáciles para mí. Y esto me lleva a plantearme cosas que me agobian más y cierran el círculo.

Espero que esto no dure mucho más porque no sé hasta dónde puedo soportarlo.


viernes, 4 de octubre de 2013

Ahora mismo solo tengo claro una cosa: tengo miedo.

Tengo miedo. Y no es fácil reconocerlo. Creo que es una de las cosas más difíciles del mundo decir que tienes miedo. Es complicado pararte y decir: tengo miedo y lo peor de todo es que no sé cómo acabar con ello.
Hay muchas cosas. Miedo al futuro, a quedarme sola, a crecer, a cambiar, a no saber elegir. Miedo a ser mayor y aceptar que lo soy.
Me tengo miedo, mucho. Y todo esto nace de una decisión, si es buena o mala aún no lo sé porque todavía no la he tomado. Y el tiempo no me ayuda, cada vez me queda menos para elegir. Además, es muchísima la presión que tengo encima. Todos creen que voy a elegir bien, que voy a estar segura cuando tenga que decidir y que voy a hacer lo correcto.
Y esto es para mí la vida ahora, una nube gris muy densa que no me deja pensar ni concentrarme, que me hace plantearme once veces las cosas antes de dar el siguiente paso. Y vuelve otra vez el miedo.

Llorar no sirve, ni gritar, ni intentar olvidar que estoy asustada, porque es verdad, y no lo puedo negar. ¿Por qué nadie pregunta cómo me siento? Indecisa, insegura, caótica, asustada diría. La gente te puede aconsejar, pero la decisión es solo mía y si me equivoco voy a ser yo la que lo sufra.




Y ojalá apareciera Peter Pan esta noche en mi ventana para llevarme a Nunca Jamás.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Señor Siempre.

Hace justo un año estaba camino de Oviedo para el que ahora es el último concierto de Maldita Nerea que he vivido.
Sé que al escribir esto no voy a revivir los escalofríos que sentí aquel día en la segunda fila, ni voy a encontrar la carta que le escribí a Jorge en mi bolsillo, pero sirve para que no me olvide de lo feliz que estaba aquel 21 de septiembre.
Los 6 estuvieron geniales en el escenario. No recuerdo todas las canciones, ni el orden en el que las tocaron, pero fue increíble, como cualquier concierto suyo. Cuando estoy ahí, rodeada de un montón de gente, cantando tan alto como puedo, me siento como en una nube. Yo lo llamo magia.


Y bueno, después del concierto esperé en la parte de atrás del escenario, entre pisotones y codazos, pero mereció la pena. Fueron unos de los mejores minutos que he vivido, sin duda.


Y gracias Jorge por ese día y por todo lo demás.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Y al final otra vez septiembre, otra vez verano y pico.

Hace tres meses me propuse que este fuera el verano de mi vida. Y ha sido uno de los más tranquilos que recuerdo.
Me habría encantado ir todos los días a la playa, bailar por las noches, robar algún que otro beso, hablar más y callar un poco menos. El verano se ha ido rápido, rapidísimo. Y yo no he hecho casi nada de lo que me había propuesto.
Pero bueno, he tenido momentos geniales en estos meses. He visto a personas muy importantes para mí, he leído un montón de libros (no tantos como me gustaría), he recuperado todo el sueño atrasado durante el curso y he disfrutado de mi familia y mis amigos. He ido a unos cuantos conciertos y en todos he saltado y gritado hasta dejarme la voz, y me he quedado sin ir a un par de ellos de los que tenía muchísimas ganas. 


No ha sido un verano extraordinario, ni exótico, ni romántico, pero ha sido un gran verano.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Hoy al soplar las velas voy a pedir un deseo...

Hoy es mi cumpleaños, son 17 años ya. Parece mentira porque todavía recuerdo cuando tenía 3 años y me dedicaba a regar el perejil de la huerta. La verdad que no me siento rozando la mayoría de edad, ¿quién va a creerse que voy a entrar a la universidad en un año?

Lo de cumplir años te hace pensar, recapacitar un poco y mirar hacia atrás. Y así encuentras momentos buenos y malos, encuentras a personas que fueron importantes y que siguen siéndolo.
Quiero dar las gracias a todos los que me han hecho seguir. A los que han confiado en mí. A los que me han hablado alguna vez. A los que me ayudan. A todos los que me quieren. A mis amigas, las de verdad. A todos los que se han ido pero que estuvieron conmigo alguna vez. A los que no han llegado aún pero que me encontrarán algún día y me daré cuenta de que ha merecido la pena esperarlos. A todos los que no van a leer esto pero que de alguna forma me ayudaron a escribirlo.
Quiero dar las gracias a la música. A esa música que siempre está en mi cabeza y que nunca me deja sola.
También quiero darle las gracias a mi ídolo. El que con unas pocas palabras te alegra el peor de los días. Él, que aún sin conocerte, te salva.
A las fotografías, los recuerdos, las llamadas, los libros y la distancia, que me recuerda que mi vida está fragmentada y algunos trocitos están en ciudades como Barcelona o Madrid.
Gracias a todo lo que me ha hecho ser cómo soy, a todo lo que da sentido a estos 17 veranos y a lo que queda por venir, que seguro que es importante.



...y que todo salga bien.

martes, 3 de septiembre de 2013

Hoy voy a escribirte.

Son casi 5 meses los que llevo sin pasar por aquí. En este tiempo me he dedicado a pensar, a esperar y a buscar de nuevo mis ganas de escribir. No he terminado de encontrarlas pero para ésta entrada tengo suficiente en lo que inspirarme.

A veces son muchos los kilómetros que te separan de las personas que quieres. Pero ese impedimento no hace que te olvides de ellos, te demuestra que son importantes porque les echas de menos. La distancia es un número, no un sentimiento.


He pesado una semana con gente a la que considero mi familia, porque la familia no es siempre la sangre. Familia son las personas que te quieren en su vida, las que se preocupan por ti, las que te ayudan. Y tengo que darles las gracias por dejarnos pasar unos días tan fantásticos con ellos.


Yolanda, eres la persona perfecta en la distancia equivocada.

martes, 30 de abril de 2013

Dos puntos, empiezo.

Creo que todo sucede por algo. Que si una puerta se cierra otra más grande y hermosa se abrirá. Pero hay veces en las que esto no está tan claro.
Voy a hablar sobre los últimos tres días de mi vida. En los que todo se ha mezclado.
El sábado fue un día de recuerdos. Yo sé vivir echando de menos a alguien y no tiene que llegar el día del aniversario para pensar en él. Yo pienso en mi padre todos los días y le quiero demasiado como para olvidarme de los buenos momentos que compartimos. No creo que fuese necesaria una misa para recordarnos que ya no está, que ya no vamos a poder abrazarle de nuevo. Estas cosas te hacen darle vueltas a la cabeza, demasiadas vueltas y demasiado tiempo. Ya he aprendido a seguir con ese peso encima y a vivir sabiendo lo que he perdido. Pero después de misa quise agradecer a alguien demasiado especial lo que hizo por mí.
Nunca me he sentido sola. Sé que tengo muchas personas que me quieren y que nunca me dejarían caer. Les tengo que dar las gracias a todas esas personas, las que hacen mi vida un poco mejor. Pero hay alguien que solo ha tenido una pequeña idea de mi existencia, si es que alguna vez tuve la posibilidad de que se fijase en mí. Ese alguien es mi ejemplo a seguir, el tipo de persona que quiero llegar a ser algún día, el camino que quiero seguir. Él se llama Jorge y tiene uno de los corazones más grandes que existen. 
La noche del sábado le mandé un mensaje contándole lo mucho que había hecho por mí. Le dije lo importantes que habían sido sus letras cuando perdí a mi padre y le agradecí el haber cambiado mi vida. En ese momento yo estaba nerviosa porque había una parte de mí que no quería contar eso a nadie. Pero hubo un par de personas que me apoyaron en mi decisión y me dijeron lo fuerte que era.
Al día siguiente, yo no me encontraba muy bien de ánimos. Intento se fuerte, seguir, no mirar atrás, demostrarme que puedo con todo. Pero muchas veces no puedo con nada. Ese día recibí una respuesta.
Yo no había mencionado a nadie. No había escrito nada profundo. Una frase sencilla, superficial.

Estamos a nada de serlo todo.  
                                        
Pero él había leído mis mensajes. Había leído lo que a mí tanto me costó escribir. Y quiso contestar.

                Con gente como tú más cerca aún.

Y en ese momento el mundo se paró y yo me di cuenta de lo mucho que necesitaba esa respuesta.

lunes, 15 de abril de 2013

¿Capaz o incapaz de seguir?

Son ellos los que no pueden detenerme. Tal vez son ellos los que deciden mis pasos. Tal vez son los que murmuran mi nombre. Tal vez solo quieren verme caer. Pero no les voy a dar el gusto. No estoy aquí para demostrar nada a nadie, no he seguido adelante por evitar comentarios. Estoy de pie, levantada, con miedo en los ojos pero con fuerza en las manos. Sigo adelante por mí misma, para convencerme de que soy capaz de lo que me proponga. Tal vez son ellos los que hacen girar mi mundo, los que manejan mis sueños. Tal vez ponen las piedras en medio de mi camino. Tal vez son ellos los que no quieren que siga. Tal vez son los que pensaban que podían manejarme, que podían divertirse con ello. Tal vez se dieron cuenta de que no me importa. No me importa no ser la mejor, la más lista, la más rápida o la más valiente. No me importa que me superen, que me adelanten. No me importa que me critiquen. No me importa lo que piensen. No me importa lo puedan hacerme. No voy a llorar, no voy a gritar, no voy a negarme. Voy a levantarme y seguir. Voy a dar un paso y después otro. Voy a mirar hacia delante y gritar que no tengo miedo de lo que venga después.
No es lo que otros decidan. Es mi vida.


sábado, 23 de marzo de 2013

Conocidos, casi ajenos.

Y ahora, que no estás, que no te busco. Te echo de menos como se echa de menos la luz del sol en la cara. Te extraño solo ocho días a la semana. Y luego me doy cuenta de que el tiempo no se para, de que no puedo pararlo por más que lo intento.
Te echo de menos y tu no me echas en falta. Extraño tus dedos buscando el calor de mis manos. Y tus ojos dibujando mi pelo. Y las sonrisas que ahora me matan.
Ya no hay ruido que nos separa. No son tus dedos los que mueven mis hilos, ya no me atrapas.
Ya no hace falta que me llames mañana. Ya no hace falta que sigas por mí.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Lo que la música no consigue hacerme olvidar.

Llevo dos horas intentando concentrarme y despejar la cabeza, pero no puedo. Tengo una idea que me ronda la mente constantemente y no me deja ver más allá.
No sé cómo empezó todo esto. Supongo que fueron unas risas, al principio tímidas por la falta de confianza. Tal vez hubo algún golpecillo amistoso entre nosotros. La verdad es que no recuerdo cual fue el principio, pero sí tengo claro cuando llegó el final.
Los meses que vives pendiente de esa persona pasan volando. Solo esperas que llegue ese día de la semana cuando le vuelves a ver, cuando vuelve a mirarte a los ojos, a decir tonterías solo para que te rías, a que se coloque a tu lado sin tocarte pero lo suficientemente cerca como para que puedas sentir que está ahí. Ahora, mientras lo pienso, un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
Igual tú no te recuerdas, pero yo puedo pensar en todos los momentos que pasamos así, sin que nos importara nada de lo que teníamos alrededor. Tal vez ya no piensas en mí, tal vez nunca pensaste en mí, tal vez yo solo era una distracción. Me da igual lo que fuera, lo que pensaras de mí, lo que pienses ahora o lo que sientes cuando nos cruzamos por la calle. Yo tengo claro que ahora soy más fuerte y que el amor llega, tal vez no hoy ni mañana, tal vez tarde años, pero llega.


Cuando dependes así de una persona que apenas conoces lo único que quieres es que él sienta lo mismo. Pero te engañas. Sabes que te has enamorado de la persona equivocada, que no hay nada que lo una a ti, que en cuanto conozca a otra, tú ya estarás olvidada.
Quiero decirte que mi corazón siempre tendrá un pequeño hueco vacío, incapaz de encontrar dueño porque le pertenece a alguien que jamás supo cuidar de él.



jueves, 31 de enero de 2013

Después de mucho tiempo sin escribir, creo que ya ha llegado el momento de volver a las andadas.

Es cierto que detrás de las nubes siempre se esconde el Sol, pero ¿cuánto tiempo puede tardar en volver a salir? Quiero decir que si las nubes no dejasen ver otra vez el Sol cuánto tardaríamos en olvidarle, en dejar de pensar en él.
Yo no quiero olvidar. No quiero olvidarme de nada ni de nadie, por muy duros que sean esos recuerdos.
Dentro de un par de días hará un mes del último momento que ha marcado mi vida y por el que no tenía ganas de escribir. La situación es esta: una parada de metro, una ciudad diferente a la que mis ojos están acostumbrados a ver, compañía distinta y una llamada. Lo que viene después está empañado por mis lágrimas y prefiero no contarlo.
Esperar a que pase un mes y otro y otro más, no va a hacer que me olvide de ti o que te quiera menos. Te he querido desde que tengo uso de razón y te querré hasta el último de mis días. Aunque nunca veas esto, aunque nunca volvamos a vernos y no vuelva a abrazarte, aunque ahora estás lejos, yo te quiero. Te quiero con toda mi alma, abuela.