jueves, 30 de enero de 2014

This song goes out to all of you.

This next song goes out to anybody who’s ever been told that the way that they think or the way that they feel is the wrong way to think or the wrong way to feel. Goes out to anybody who’s ever been pushed down, held back, walked on… Anybody who doesn’t feel comfortable in their own skin, anybody... This song goes out to anyone who’s ever felt alone. It goes out to anybody who’s fucking sick and tired of being told what to do. You are, the most important person in the world. Every single one of you. Don’t let anybody tell you differently, okay? This song goes out to all of you. It’s called ‘Therapy’. 




They are already ghosts

Y cada beso parecía infinitamente más corto, más frío. Como si el roce de nuestros labios hiciese el olvido y nuestras miradas fueran solo garabatos en un barco de papel. Como si todo lo que había a nuestro alrededor en ese momento cayese en un abismo que solo nosotros podíamos recomponer. Y esos roces que antes parecían cubrir cada centímetro de mi piel se convirtieron en espectros que no querían que la luz del sol entrase, que no me dejaban ver. Y el cielo como cada invierno lloraba. Y las noches se sucedían sin dejar que los días arreglasen lo que no fue. Y me rompí. Como tantas veces antes. Me rompí sola. Sin que nadie más se diese cuenta. Reventando los puntos que ya casi cerraban la cicatriz sobre mis costillas, dejando que el miedo corriese libre otra vez. Arrancando lo único bueno que me quedaba dentro y que, por alguna razón, nunca supe querer.

lunes, 6 de enero de 2014

Que la vida es un poquito así, sin sentido.

Y comprendí que la música puede marcar tus latidos y que el frío no es el único capaz de ponerte la piel de gallina. Que hay distancias insufriblemente pequeñas que no desaparecen por mucho que se junten dos cuerpos. Que a veces echas de menos lo que un día te sobraba. Que somos efectos colaterales que buscan a alguien que de sentido a todo esto, a lo de más allá.
Y me enamoré. Me enamoré mil veces y ninguna de ellas fue real, porque de todas las mentiras mi favorita es la literatura. Y reí tan alto, tan fuerte, tan raro como pude. Y lloré bajito procurando no despertar a los de alrededor. Y callé, a veces mucho y a veces nada. Y descubrí que por la noche los pensamientos suenan más fuerte y que las miradas que se cruzan son las que tenían que cruzarse, son las que dibujan nuestro destino. El destino. Del destino aprendí que solo existe si tú quieres que exista. Que está ahí y puedes hacerle caso, o no. Tú decides, tú das el paso, tú asumes. Y me di cuenta de que la maldita respuesta nunca debería ser la huida.