viernes, 14 de febrero de 2014

De lunes a domingo.

Hace noche de lapidarse con canciones tristes, de rodar sobre el colchón caliente, de dejar una luz de compañía encendida por miedo a quedarse totalmente solo mientras el resto del mundo duerme.
Hace noche de esas en las que la mañana parece demasiado lejana. Una de esas noches que empiezan con un aburrido bostezo y terminan siendo marcas baja nuestros ojos. Noches de esas en la que se desean tanta cosas que uno se cree capaz de conseguirlas.
Es una de esas noches, de esos días, en los que dejarías todo atrás y solo te concentrarías en huir, en escapar. Noches que te desgarran el pecho y la garganta. De miedo y desesperación. Noche de romperse, de rompernos.


jueves, 30 de enero de 2014

This song goes out to all of you.

This next song goes out to anybody who’s ever been told that the way that they think or the way that they feel is the wrong way to think or the wrong way to feel. Goes out to anybody who’s ever been pushed down, held back, walked on… Anybody who doesn’t feel comfortable in their own skin, anybody... This song goes out to anyone who’s ever felt alone. It goes out to anybody who’s fucking sick and tired of being told what to do. You are, the most important person in the world. Every single one of you. Don’t let anybody tell you differently, okay? This song goes out to all of you. It’s called ‘Therapy’. 




They are already ghosts

Y cada beso parecía infinitamente más corto, más frío. Como si el roce de nuestros labios hiciese el olvido y nuestras miradas fueran solo garabatos en un barco de papel. Como si todo lo que había a nuestro alrededor en ese momento cayese en un abismo que solo nosotros podíamos recomponer. Y esos roces que antes parecían cubrir cada centímetro de mi piel se convirtieron en espectros que no querían que la luz del sol entrase, que no me dejaban ver. Y el cielo como cada invierno lloraba. Y las noches se sucedían sin dejar que los días arreglasen lo que no fue. Y me rompí. Como tantas veces antes. Me rompí sola. Sin que nadie más se diese cuenta. Reventando los puntos que ya casi cerraban la cicatriz sobre mis costillas, dejando que el miedo corriese libre otra vez. Arrancando lo único bueno que me quedaba dentro y que, por alguna razón, nunca supe querer.

lunes, 6 de enero de 2014

Que la vida es un poquito así, sin sentido.

Y comprendí que la música puede marcar tus latidos y que el frío no es el único capaz de ponerte la piel de gallina. Que hay distancias insufriblemente pequeñas que no desaparecen por mucho que se junten dos cuerpos. Que a veces echas de menos lo que un día te sobraba. Que somos efectos colaterales que buscan a alguien que de sentido a todo esto, a lo de más allá.
Y me enamoré. Me enamoré mil veces y ninguna de ellas fue real, porque de todas las mentiras mi favorita es la literatura. Y reí tan alto, tan fuerte, tan raro como pude. Y lloré bajito procurando no despertar a los de alrededor. Y callé, a veces mucho y a veces nada. Y descubrí que por la noche los pensamientos suenan más fuerte y que las miradas que se cruzan son las que tenían que cruzarse, son las que dibujan nuestro destino. El destino. Del destino aprendí que solo existe si tú quieres que exista. Que está ahí y puedes hacerle caso, o no. Tú decides, tú das el paso, tú asumes. Y me di cuenta de que la maldita respuesta nunca debería ser la huida.

martes, 31 de diciembre de 2013

Un año más, un año menos.

Otra vez toca decir eso de acabar algo, cuando en realidad no acabamos nada. Seguimos iguales, seguimos perdidos, felices, diferentes. Seguimos de pie, solos, extraños. Seguimos siendo los mismos que ayer, los mismo que seremos mañana. Seguimos reflexionando, seguimos viviendo.
Y pensando en todo esto he llegado a la conclusión de que tal vez aprendemos demasiado rápido a cometer errores y son estos los que nos hacen equivocarnos más. Que, tal vez, no estamos tan locos y es el mundo el que está mal mientras nosotros permanecemos aún un poco cuerdos. Y bueno, eso que dicen de que la vida no se mide en años, se mide en momentos. Es una bonita forma de verlo, pensar que es una vuelta más alrededor del sol. Ese sol que nos quema los miedos en verano y nos mantiene vivos en invierno. Pensar que ahora somos un poquito más sabios, algo menos inocentes, tal vez también estemos más indecisos y tengamos que esforzarnos más en sonreír. Pero si pensamos en todo lo vivido este año, en esta vuelta, en todas estas noches, podemos crecer como personas, podemos mejorar. Y este va a ser mi propósito para el nuevo año, ser mejor.

Esto va para todos esos que se mantienen a mi lado hoy y siempre, para aquellos que aún apuestan por mí. Por los que me hacen ser mejor persona. Por los que se han ido y nunca van a volver, que sepáis que os quiero mucho, muchísimo, y os pido que desde el Cielo cuidéis de mí. Por los que van a llegar, los que van a empezar a quererme, los que me ayudan en los momentos difíciles. Va por los que leéis esto, gracias por escuchar lo que tengo que decir. Va para los que me hacen sonreír con solo mirarme. Va por la música, los libros, las fotografías y la distancia, que por mucho que se empeñe no consigue separarnos.

Gracias por leerme, feliz año.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni con qué pretexto, por fin me necesites.

Y mañana me levantaré porque el maldito despertador no me dejará seguir durmiendo. Y beberé café para matar el sueño que me atrapa. Y otra vez buscaré calcetines desparejados que se esconde por miedo a ser distintos. Y tendré que sonreír, porque mañana también toca.
Que tal vez todos estemos buscando lo mismo, solo que no nos ponemos de acuerdo para explicarlo.
Y que no sé si todos estamos tan desesperadamente solos como parece, pero yo quiero, y espero, que algún día alguien me quiera tanto como yo quiero a esta idea. La estúpida idea de pensar que no estoy sola en este mundo de locos, que hay un sitio para mí. La idea de creer que aunque ahora sea difícil aceptar lo del otro lado del espejo, un día todo estará superado. Las ganas de reír que ya casi siempre faltan, que los gritos que ahora son de rabia un día pasen a pedir una canción más. Y las lágrimas. Las lágrimas que ahora están cubriendo mis ojos, un día dejarán de marcar mi piel. Y esta tonta idea, la que tanto me promete, la que tanto deseo, es la que me hace levantarme y apagar el despertador, y pensar hoy también que puede ser mañana cuando todo esto, todo lo que me hace falta, aparezca.

martes, 24 de diciembre de 2013

Something is wrong with me.

Todos los días. Todos y cada uno de los malditos días que pasan los gasto pensando en eso que no tengo y que tanto me falta. El hueco vacío, helado, negro, en el que no hay nada. Nada que merezca la pena pararse a escuchar, a querer. Nada que alguien necesite, nada que pueda servir. Esa nada, es grande y fría, y duele, a veces. Y, a veces, llora y grita, y se enfada cuando yo me enfado. Y crece un poquito cada minuto, cada hora.
Lo que necesito es alguien que me diga que no estoy sola, que me mire a los ojos y vea lo que hay detrás. Que busque donde dicen que hay peligro de derrumbe, donde nadie se ha atrevido a entrar. Donde a veces, siempre, duele. Donde cuesta respirar.