Me habría encantado ir todos los días a la playa, bailar por las noches, robar algún que otro beso, hablar más y callar un poco menos. El verano se ha ido rápido, rapidísimo. Y yo no he hecho casi nada de lo que me había propuesto.
Pero bueno, he tenido momentos geniales en estos meses. He visto a personas muy importantes para mí, he leído un montón de libros (no tantos como me gustaría), he recuperado todo el sueño atrasado durante el curso y he disfrutado de mi familia y mis amigos. He ido a unos cuantos conciertos y en todos he saltado y gritado hasta dejarme la voz, y me he quedado sin ir a un par de ellos de los que tenía muchísimas ganas.
No ha sido un verano extraordinario, ni exótico, ni romántico, pero ha sido un gran verano.
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