Para poder ver claramente la luz, es muy recomendable haber conocido antes lo que significa la oscuridad.
viernes, 23 de noviembre de 2012
Gotas de lluvia en el cristal.
Los días fríos de invierno son los que más me deprimen. Encerrada en casa estudiando, con los pies helados y las manos más frías todavía, y ver como van resbalando las gotas en la ventana. Van despacio hasta que se juntan con otras gotas, y entonces se hacen más grandes y corren hacía abajo, como en una carrera.
Creo que esto valdría también para las personas. Vamos despacio, solos, poco a poco. Somos pequeños, nos resbalamos con timidez y dando tumbos. Pero entonces, aparece. Se acerca a ti una persona que no conocías, o que llevaba toda la vida junto a ti, desde que llegaste al cristal. Y entonces te ayuda, te hace más grande, los dos os hacéis grandes, formáis una única gota. Ya no hay dos pequeñas lágrimas de agua, ahora es una grande y rápida. Y los dos resbaláis, vivís, compartís. Estáis llegando al final del cristal, al final de la vida. Pero aún que estáis en el fin, en el límite donde acaba el cristal, no todo termina. La gota cae, pero es una única gota. Después de juntarse las dos pequeñas gotitas no se han vuelto a separar, y aun que desaparezcan, desaparecen juntas.
Que la vida se acabe solo es una condición. El amor es más fuerte que la muerte.
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