La ilusión es el motor del mundo. El motivo por el que seguimos adelante, dejando atrás el pasado. La puerta trasera de una discoteca llamada Realidad.
Aparece cuando menos te lo esperas, en cualquier lugar y de la mano de cualquier persona.
Nos alimentamos de ilusión. Intentamos conservarla, guardarla en botes con nombres como "tardes de verano", "la primera fila de un concierto", "aquel día tu yo solos" o "la canción que me enamoró". Pero no nos damos cuenta que la ilusión no se puede almacenar. Está ahí y al momento siguiente ha desaparecido.
Vive entre nosotros y escoge a aquellos afortunados que merecen tenerla. Pero nunca tarda demasiado en volver a desaparecer. Es su forma de jugar, elegir personas al azar, revolucionar sus vidas y desaparecer esperando que esa misma persona la busque hasta que al final vuelva a ser suya.
Por eso es mejor vivir despacio, para poder disfrutar más de los momentos que vivimos con ilusión, porque nunca sabes cuando volverá a abandonarte.
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